Mis demonios nunca juraron soledad
Enrique Zamorano | Diario La Voz De Tantoyuca
(México, 2017) de Jorge Y. Leyva Robles.
Lo fantástico y lo terrorífico de lo macabro es la confusión. Así se lo hicimos saber a Edna Campos Tenorio, Directora General del Festival de Cine Macabro, en su XVII Edición, acompañada del realizador Jorge Leyva Robles, la productora Lilia Velazco Valle y la actriz Paulette Hernández, al final de la proyección de Mis demonios nunca juraron soledad, en la Sala 3 de la Cineteca Nacional.
Lo macabro, como lo relativo a la muerte, añadiéndole su relación con los demonios que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro de nuestro subconsciente y que se da en toda su confusión estética formal y temática, dentro de una historia que ocurre en el lejano oeste aislado, en lo que fue territorio, en el norte de Sonora y el sur de Arizona, Pima.
Lo macabro se da en una realización, bien ambientada, bien musicalizada, bien editada, bien dialogada y bien actuada, que parte de un guión del propio realizador tamaulipeco que, yéndose por la tangente, comentó que la historia no tiene nada que ver con sus fantasmas interiores, queriéndonos confundir, porque, hay que confesarlo, quién no ha tenido en sus pensamientos, en su vida real, esa tentación humana de llevar hasta el extremo las pasiones de ambicionar, riqueza material (encontrar oro, robarlo), de venganza, odio, traición, celos. Y, sobre todo, duda sobre si lo real es alucinación o si la alucinación es real, aturdidos por nuestros arrepentimientos de nuestro proceder, dominado por el mal.
Se trata de un género western de terror, en el que los personajes asumen su rol instintivo, no racional, en el que se impone tanatos sobre eros, es decir, la vida, y en donde, al final del conflicto, se sugiere que más allá de la muerte, más allá del ahorcamiento del héroe maldito y del esqueleto de la heroína maldita, triunfa el amor mal habido, cuando ella, sonriéndole, y él, saliéndose con la suya, se reencuentran en el otro mundo, después de la conclusión de la narrativa confusa y no lineal.