Nuestro tiempo
Enrique Zamorano | Diario La Voz De Tantoyuca
**Nuestro Tiempo (México-Alemania-Dinamarca-Suecia, 2018) de Carlos Reygadas.
Supongamos que no he visto ninguna película realizada por Carlos Reygadas, antes de ver Nuestro Tiempo, aunque no es cierto. Ya he visto, Japón, Batalla en el cielo, Luz silenciosa y Post tenebras lux. Primera conclusión: se trata de un autor total: Escribió el guión, dirigió, fue responsable de la dimensión visual, con ayuda del “cameraman” Diego García, y sonora, así como de la edición (la obra dura casi tres horas) y, faltaba más, interpretó al personaje principal, un intelectual criador de reses bravas, rara combinación de actividades profesionales.
Segunda conclusión: Aparte la trama, en la que poco a poco vamos descubriendo una, digamos, objetividad subjetiva o, si se quiere, una subjetividad objetiva, con momentos, mejor dicho secuencias, de digresión narrativa, propios del cine fantástico, extraídos de la mismísima realidad, que aparecen, aparentemente, fuera de contexto, la obra es de una clarísima sencillez.
Tercera conclusión: No, nos se trata de un amor loco, en el sentido surrealista del concepto, aquel en el que se habla de la agonía del amor romántico, presto a la poesía o a la construcción de un monumento en su honor. Se trata de un amo enfermo, delirante, culposo, celoso, injustificado, pero al mismo tiempo sano, apacible, redimido, confiado, justificado, aunque el mal ya haya sido hecho.
Sin más, he aquí un breve comentario sobre la película, que no es de quien esto escribe: “Ester y Juan son una pareja con tres hijos y un rancho. Además de las tareas cotidianas con toros, yeguas y el cuidado de sus hijos, se enfrentan a una crisis matrimonial cuya válvula de escape fue encauzada hacia la poligamia. Nominada al León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, Nuestro tiempo se coloca en la perspectiva de un hombre machista y controlador frente al poliamor, y desmenuza las aristas que componen toda relación humana: el amor, los celos, la codependencia, el hartazgo y el deseo”.