66 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional
Enrique Zamorano | Diario La Voz De Tantoyuca
Leto (Rusia-Francia, 2018) de Kirill Serebrennikov.
El realizador Kirill Serebrennikov, nacido en 1969, en Rostov del Don, Rusia, es un sui géneris provocador. Su anterior película, El discípulo o El Estudiante [(M)uchenik, Rusia, 2016] es un ejemplo.
Trata sobre el fanatismo religioso cristiano de un rebelde joven estudiante, dentro del contexto de la educación sexual materialista y atea, en la ex Unión Soviética.
Con Leto (¿Por qué este título? En la mitología griega Leto es hija de los titanes Cleo y Febe y madre con Zeus de los mellizos Apolo y Artemisa) sigue el camino de la provocación. ¿Acaso Leto es una alusión a Natalya Naumenko, escritora de las memorias en que se basa el guión de la película o acaso es Natasha, ella misma, interpretada por Irina Starshenbaum, esposa del músico Mike, a quien ama, que quiere besar al músico Viktor, a quien quiere amar, dos rockeros seguidores, en los años 80s del siglo XX, del Pop Rock transgresor de las buenas costumbres, inspirado en los músicos Lou Reed y David Bowie.
La película en sí es un ejercicio estilístico en blanco y negro, con pocos momentos de imágenes en color que le dan un cierto sentido documental a la ficción y que, a veces, aparecen salpicantes, dentro del blanco y negro, contrastando con la realidad vivencial de jóvenes punks soviéticos que no hacen más que componer canciones al amor, con letras un tanto cuanto subversivas, cantar, fumar, beber, holgazanear e imitar el tren de vida de rockeros ingleses y norteamericanos, en una sociedad comunista en proceso de desintegración. Por cierto que Kirill Serebrennimkov, miembro de grupos opositores a Vladimir Putin, actualmente vive en arresto domiciliario, acusado de malversación de fondos públicos.
Novena película de la 66 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.